UN REINO DE MUJERES DE SIETE SIGLOS
Durante siete siglos fueron mujeres quienes estuvieron al frente de la sociedad matriarcal de Meroe, en el Reino de Kush, de la antigua Nubia.
Las mujeres gobernaron con sabiduría y rectitud esta gran civilización desde el S. III a.C, resistiendo los ataques de egipcios y romanos y fomentando el comercio con las sociedades vecinas.
Las soberanas se denominaban a sí mismas «Candace«, y no sólo gobernaban y administraban su Reino, sino que se ponían al frente del ejército junto con el resto de mujeres.
Ellas eran mujeres fuertes, guerreras, madres, esposas y reinas por derecho propio.
Y es que, en esta sociedad, las mujeres elegían a su maridos, decidían el momento de la siembra, dirigían el hogar y heredaban las posesiones.
Los hombres de Meroe estaban orgullosos de sus mujeres y todos anhelaban casarse con una mujer fuerte y fértil.
Para los hombres de Meroe, ellas debían ser adoradas y respetadas porque eran las que daban la vida, cuidaban de la familia y tomaban las decisiones.
Era una sociedad próspera y abierta en relaciones comerciales, se han descubiertos hallazgos que demuestran que tuvieron mucha relación con el reino de Egipto, comercio, guerras e incluso tratos matrimoniales.
En Asuán, la Candace Amanirenas comandó a sus tropas contra los romanos. Éstos vieron aparecer ante sí a todo un ejército liderado por mujeres y a cuyo frente se encontraba otra mujer.
El ejército romano, cuya sociedad era absolutamente patriarcal, debió quedarse de piedra al ser prácticamente aniquilado por aquel ejército de mujeres quienes, tras derrotarlos, les obligaron a refugiarse en la isla de Elefantina.
Los habitantes de Meroe no sólo conformaron una civilización abierta y floreciente sino que construyeron las magníficas pirámides de Meroe que, a diferencia de las de Giza, son aún desconocidas y poco visitadas.
Las pirámides de Meroe conservan muchos misterios que los arqueólogos continúan estudiando. En ellas pueden verse los grabados en piedra de las Candace presidiendo a sus súbditos.
Sin embargo, la escritura meroítica aún está por descifrar por lo que nos quedan muchos secretos que descubrir de esta gran civilización matriarcal. Esperemos que salgan pronto a la luz y nos den más ejemplos que admirar de estas grandes mujeres de nuestra historia.